domingo, 30 de mayo de 2010

método del no-discurso



La lenta máquina del desamor
los engranajes del reflujo
los cuerpos que abandonan las almohadas
las sábanas los besos


y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo
ya no mirándose entre ellos
ya no desnudos para el otro
ya no te amo,
mi amor.


Billet Doux

Ayer he recibido una carta sobremanera.
Dice que «lo peor es la intolerable, la continua». Y es para
llorar, porque nos queremos, pero ahora se ve que el amor
iba adelante, con las manos gentilmente
para ocultar la hueca suma de nuestros
pronombres.
En un papel demasiado.
En fin, en fin.
Tendré que contestarte, dulcísima penumbra, y decirte: Bue-
nos Aires, cuatro de noviembre de mil novecientos cin-
cuenta. Así es el tiempo, la muesca de la luna presa en los
almanaques, cuatro de.
Y se necesitaba tan poco para organizar el día en su justo
paso, la flor en su exacto linde, el encuentro en la precisa.
Ahora bien, lo que se necesitaba.
Sigue a la vuelta como una moneda, una
alfombra, un irse.
(No se culpe a nadie de mi vida.)



Quizá la más querida.

Me diste la intemperie,
la leve sombra de tu mano
pasando por mi cara.
Me diste el frío, la distancia
el amargo café de medianoche
entre mesas vacías.

Siempre empezó a llover
en mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.

Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.



Java

C'est la java de celui qui s'en va-

Nos quedaremos solos y será ya de noche.
Nos quedaremos solos mi almohada y mi silencio
y estará la ventana mirando inútilmente
los barcos y los puetes que enhebran sus agujas.

Yo diré: Ya es muy tarde.
No me contestarán ni mis guantes ni el peine,
solamente tu olor, tu perfume olvidado
como una carta puesta boca abajo en la mesa.

Morderé una manzana fumaré un cigarrillo
viendo bajar los cuernos de la noche medusa
su vasto caracol forrado en terciopelo.

Y diré: Ya es de noche
y estaremos de acuerdo, oh muelbes oh ceniza
con el organillero que remonta en la esquina
los tristes esqueletos de un pez y una amapola.

C'est la java
................de celui
.......................... qui s'en va-

Es justo, corazón, la canta el que se queda,
la canta el que se queda para cuidar la casa.

***

Julio Cortázar - Salvo el crepúsculo

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