jueves, 17 de abril de 2014

Incluso en estos tiempos




Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte.

domingo, 2 de marzo de 2014

AFTER SUCH PLEASURES


Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.


___
Exactamente esto.

domingo, 16 de febrero de 2014

Me sigue ocurriendo

A veces me ocurre que siento que no soy yo el que ha actuado o dicho las cosas que hago o digo, como si algún fantasma de mi interior se apoderara de mí y tomara el control de mi palabra y mi voluntad. Cuando me siento actuar de esa forma pienso que tal vez soy yo el fantasma que usurpa la identidad de ese otro que habla, de ese otro que hace las cosas, y pienso que debería abandonar este cuerpo ya y dejarlo que viva su vida.

lunes, 10 de febrero de 2014

El camino - Ko Un

De ahora en adelante, esperanza.
Me falta el aliento,
de ahora en adelante,esperanza.
Si no hay camino
lo construyo mientras lo hago.
De ahora en adelante, historia.
Historia no como pasado,
sino como todo lo que es.
Del futuro, de sus peligros,
en mi vida presente,
hasta lo desconocido que viene,
y la oscuridad que viene.
Oscuridad
es solo ausencia de luz.
De ahora en adelante, esperanza.
El camino no existe.
Por esto lo construyo mientras lo hago.
He aquí el camino.
He aquí el camino,
y lleva siempre consigo, impecable,
numerosos mañanas.

___
Un poema para ir desmuriendo un poco,

domingo, 24 de noviembre de 2013

Hoy me gusta la vida mucho menos...

Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!


César Vallejo

lunes, 21 de octubre de 2013

El Viaje – Poema III



Charles Baudelaire


¡Asombrosos viajeros! ¡Cuántos nobles relatos
se leen en vuestros ojos profundos como el mar!
Abridnos los estuches de vuestra fiel memoria
y mostradnos sus joyas de astros y éter.


¡Queremos avanzar sin máquina ni velas!
Para borrar el tedio de estas frías prisiones
dad a nuestros espíritus que la inquietud distiende
vuestros bellos recuerdos que el horizonte enmarca.


¿Decidnos, qué habéis visto?

___
Mi vida es una prisión llena de frío y de tedio. Me dispongo a viajar a través de los profundos ojos de un poema.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Rondeles II



Señora, Dama, dueña de mis votos!
¿cuándo veré tus ojos encantados
tus manos inasibles, tus dedos ahusados,
y tus cabellos –piélagos ignotos?

¡Cuándo veré tus ojos encantados,
y oiré tu voz de ritmos sosegados…!

Pero serán todos mis sueño rotos
por el furor de inevitables notos…
y tus manos pequeñas, -los dedos ahusados-
no curarán mis rudos alborotos,
ni darán paz a mis martirizados
labios, que ardieron sedes y pecados!...

Señora, Dama, dueña de mis votos!
nunca veré tus ojos encantados,
ni tus cabellos –piélagos ignotos-
ni oiré tu voz de ritmos sosegados…,
ni besarán tus labios ambiciados,
sobre mi frente, mis ensueños rotos…!

León de Greiff

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Que el amor siempre llegue en registros degreiffianos.

sábado, 4 de mayo de 2013

¿De qué servirá construir un templo invisible?




Pienso y sé todo esto, tendido en el oscuro recuerdo de un día de verano, sin haber dominado, ni haber siquiera intentado fríamente dominar, el arte del jeroglífico tosco. Aun antes de comenzar, me asquean los esfuerzos de los maestros consagrados. Sin la capacidad ni el conocimiento para construir una entrada en la fachada del gran edificio, critico y deploro la propia arquitectura. Si yo fuera un simpe ladrillito de esta vasta catedral de fachada anticuada, me sentiría infinitamente feliz; tendría la vida, la vida de la estructura entera, aun siendo una parte infinitesimal de ella. Pero estoy por fuera, soy un bárbaro que no puede hacer ni un esbozo tosco, y mucho menos un plano, del edificio que sueña con habitar. Sueño con habitar un nuevo mundo magnífico y deslumbrante que se derrumba en cuanto se encienden las luces. Un mundo que se desvanece pero no muere, porque basta que me quede inmóvil otra vez y que mire fijamente y con los ojos bien abiertos a la oscuridad para que reaparezca… Así pues, hay en mí un mundo que es totalmente diferente de cualquier mundo que conozco. No creo que sea propiedad mía exclusiva: lo único que es exclusivo es mi ángulo de visión, en el sentido de que es único. Si hablo el lenguaje de mi visión única, nadie entiende; puede erigirse el edificio más colosal y, aun así, éste puede permanecer invisible. Esa idea me obsesiona. ¿De qué servirá construir un templo invisible? 

Sexus, Henry Miller.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

[Aquel bote, salvavidas]

Aquél bote, salvavidas de un barco mercante que conducía harinas de Valdivia al norte, naufragó quién sabe dónde. Las olas lo botaron a esta costa y ahora reposa en el huerto de mi casa, como un animal dulce y familiar.

Como esos recuerdos que a pesar del tiempo sostienen aún su huella inexpresable en los recodos del corazón, él conserva todavía algas diminutas y marinas, líquenes del agua profunda, esa flora verde y minúscula que decora las raíces de los barcos. Y yo creo ver aún las huellas desesperadas de los náufragos, de los que en la final angustia se agarraron a esta armazón marinera mientras la tempestad los perseguía inmensamente.


Cuando el sol no se ha escondido aún, trepo a este bote náufrago, abandonado entre las hierbas del huerto. Siempre llevo un libro, que nunca alcanzo a abrir. Extiendo mi capa en la bancada y, extendido sobre ella, miro al cielo infinitamente azul.


Viejos recuerdos, sumergidos en el agua del tiempo, me asaltan. Siempre, en sitios de soledad, me acechan estos indefinibles salteadores. Siempre, en sitios de soledad, siento extranjera mi alma. Ruidos inesperados, murmullos de voces desconocidas, cantos avasallados y nuevos cantos vencedores, una música extraña e incontenible se quiebra sobre mi corazón como el viento sobre una selva.


Mujer, en esos momentos te amo sin amarte. En ti no pienso porque en nadie se detiene mi pensamiento. Como un pájaro ebrio, como una flecha perdida, atraviesa sin destino hasta perderse en la obscura lejanía.
Yo mismo no me recuerdo: cómo pudiera recordarte?


Pero tu amor descansa más adentro y más allá de mí mismo. Vaso maravillado que trajo hasta mis labios el vino más dulce, vaso de amor. No necesito recordarte. Como una letra grabada profundamente, bástame hacer volar el polvo impalpable para verte. No pienso en ti, pero abandonado a todas las fuerzas de mi corazón, a ti también me abandono y me entrego, oh amor que sostienes mis tumultuosos ensueños, como la tierra del fondo del mar sostiene las desamparadas corrientes y las mareas incontenibles. 


Pablo Neruda

miércoles, 19 de septiembre de 2012

A solas

¿Quieres que hablemos? Está bien empieza: 
Habla a mi corazón como otros días… 
¡Pero no!… ¿qué dirías? 
¿Qué podrías decir a mi tristeza?

No intentes disculparte: ¡todo es vano! 
Ya murieron las rosas en el huerto; 
el campo verde lo secó el verano, 
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto. 

Amor arrepentido, 
ave que quiere regresar al nido 
al través de la escarcha y las neblinas; 
amor que vienes aterido y yerto, 
¡donde fuiste feliz… ¡ya todo ha muerto! 

No vuelvas… ¡Todo lo hallarás en ruinas! 
¿A qué has venido? ¿Para qué volviste? 
¿Qué buscas?… Nadie habrá de responderte! 
Está sola mi alma, y estoy triste, 
inmensamente triste hasta la muerte.

Ismael Enrique Arciniegas.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Una soledad ansiosa y absoluta...


Pero arriba, a la izquierda, a través de una ventanita, se veía una escena pequeña y remota: una playa solitaria y una mujer que miraba el mar. Era una mujer que miraba como esperando algo, quizá algún llamado apagado y distante. La escena sugería, en mi opinión, una soledad ansiosa y absoluta. 

Nadie se fijó en esta escena; pasaban la mirada por encima, como por algo secundario, probablemente decorativo. Con excepción de una sola persona, nadie pareció comprender que esa escena constituía algo esencial. Fue el día de la inauguración. Una muchacha desconocida estuvo mucho tiempo delante de mi cuadro sin dar importancia, en apariencia, a la gran mujer en primer plano, la mujer que miraba jugar al niño. En cambio, miró fijamente la escena de la ventana y mientras lo hacía tuve la seguridad de que estaba aislada del mundo entero; no vio ni oyó a la gente que pasaba o se detenía frente a mi tela. 

La observé todo el tiempo con ansiedad. Después desapareció en la multitud, mientras yo vacilaba entre un miedo invencible y un angustioso deseo de llamarla. ¿Miedo de qué? Quizá, algo así como miedo de jugar todo el dinero de que se dispone en la vida a un solo número. Sin embargo, cuando desapareció, me sentí irritado, infeliz, pensando que podría no verla más, perdida entre los millones de habitantes anónimos de Buenos Aires.

El Tunel, Ernesto Sábato.

domingo, 26 de agosto de 2012

un barco que hace agua...

No creo que necesitemos más derechos: lo que creo que necesitamos es ideas más amplias. Joder, cuando veo lo que los abogados y los jueces intentan preservar, me dan ganas de vomitar. La ley no tiene la menor relación con las necesidades humanas; es una estafa perpetrada por un sindicato de parásitos. Coge simplemente un libro de derecho y lee un pasaje cualquiera en voz alta. Si estás en tu sano juicio, parece demencial. Y es demencial, por Dios, ¡si lo sabré yo! Pero, joder, si empiezo a impugnar la ley, tengo que impugnar también otras cosas. Me volvería chiflado, si mirara las cosas con ojos lúcidos. No puedes hacerlo… si no quieres perder el paso. Tienes que mirar de reojo, mientras avanzas; tienes que fingir que tiene sentido; tienes que hacer suponer a la gente que sabes lo que estás haciendo. Pero ¡nadie sabe lo que está haciendo! No nos levantamos por la mañana y pensamos lo que nos traemos entre manos. ¡No, padre! Nos levantamos en medio de una niebla y nos movemos torpemente por un túnel oscuro y con resaca. Aceptamos el juego. Sabemos que es un fraude asqueroso y repugnante, pero no podemos evitarlo: no hay alternativa. Nacemos en una organización determinada, estamos condicionados por ella: podemos hacer algunas chapuzas por aquí y por allá, como en un barco que hace agua, pero no hay forma de rehacerla, no hay tiempo, tienes que llegar a puerto, o te imaginas que tienes que llegar. Naturalmente, nunca llegaremos. El barco se hundirá antes, créeme…

Henry Miller. 
 ___
Me encontré esto en un perfil de esos que sugiere facebook y lo adoré al instante. Me recordó que tengo Nexus desde hace un año en capilla... por ahí lo iré desempolvando cuando me desocupe un poco del regreso al trabajo. Felicidad de recordar a un autor que es uno de los que me da plenitud literaria. Adoro a Miller más que a cualquier clásico.

martes, 22 de mayo de 2012

El buen malvivir



"Veneno gracias por el dolor,

gracias por el placer,
por hacerme sentir un esclavo
-cristo que eligió su propio clavo-.
¡Veneno! ¡Veneno!
Mi cruz ¡veneno!
La luz y la sombra ¡veneno!
El arrepentimiento, el sufrimiento,
los tratamientos, las pastillas...
para recuperarse de las maravillas 
del veneno"

domingo, 13 de mayo de 2012

Nueva canción de la torre más alta

Canción de la torre, canción de la torre más alta
cantándola hubo,
cantándola hubo, un día, el Vago Máximo!
Canción de la torre, canción de la torre más sola,
cántala el Mínimo Vago.

Canción de la torre lontanta,
señera; canción de la torre más sola
y erguida: en cálido yermo se asienta, y es gélida cumbre,
y es nido de voces turbulentas,
cenital atalaya!
En cálido yermo se asienta porque así lo sueña mi espíritu libre!

La torra más sola:
la habita mi espíritu esquivo,
la visita el viento,
la visita el ensueño, de elásticas
alas,
-si la llama mi pensamiento
fugutivo-.
La visita el mágico tumulto
de la música, -el ceño fruncido, la boca cerrada-,
-simbólico Sordo, grávido Sordo
pleno de toa la melancolía, saturado de toda la harmonía-.
La visita el tedio, que acorre
al clarin de mi vos, y es deliciia
y es placer y es regalo y lujuria
a mi espíritu excéntrico:
fragua con él fantasías mi acidia;
-pálido tedio, larva:
y por honda ironía, motor de las hechas más grandes
y de las diminutas-.

Canción de la torre más sola,
señera: canión e la torre lontana
y erguia: y en cálido yermo se asienta;
la habita mi espíritu esquivo,
sesgado, protervo,
mi Señor, mi siervo;
y es cálida cumbre, nudo de canciones, nudo de pasiones, cenital atalaya,
porque así lo quiere mi espíritu libre,
mi Señor, mi siervo.

Canción de la torre más alta
cantándola hubo un día el Máximo Prófugo.
Canción de la torre más sola
el Mínimo prófugo cántala.

Canción de la torre, canción de la torre más sola,
canción de la torre, canción de la torre lontana.

León de Greiff.
Escrito en la vieja casona de "La Herradura". -Río Cauca-. -Febrero 1927.

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Algo del espíritu que habita ahora mi espacio.

domingo, 12 de febrero de 2012

No se trata de hablar...


No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede esa zona abierta
como una esperanza hacia atrás.
Y tal vez ese signo invertido
constituya un toque de atención
para este mutismo ilimitado
donde palpablemente nos hundimos.

Roberto Juarroz

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Las palabras que quería decirle a la única mujer que de verdad he amado ya han sido escritas hace mucho. Gracias, Juarroz.