miércoles, 19 de septiembre de 2012

A solas

¿Quieres que hablemos? Está bien empieza: 
Habla a mi corazón como otros días… 
¡Pero no!… ¿qué dirías? 
¿Qué podrías decir a mi tristeza?

No intentes disculparte: ¡todo es vano! 
Ya murieron las rosas en el huerto; 
el campo verde lo secó el verano, 
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto. 

Amor arrepentido, 
ave que quiere regresar al nido 
al través de la escarcha y las neblinas; 
amor que vienes aterido y yerto, 
¡donde fuiste feliz… ¡ya todo ha muerto! 

No vuelvas… ¡Todo lo hallarás en ruinas! 
¿A qué has venido? ¿Para qué volviste? 
¿Qué buscas?… Nadie habrá de responderte! 
Está sola mi alma, y estoy triste, 
inmensamente triste hasta la muerte.

Ismael Enrique Arciniegas.

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