jueves, 7 de abril de 2011

Describa el abrazo perfecto.

Esta frase está genial para una consigna de ejercicio de escritura. El algún momento la usaré.

El olor es importantísimo, porque para la perfección de un abrazo hay que cerrar los ojos y cuando se cierran los ojos llegan al olfato muchas cosas que no se pueden sentir con los ojos abiertos; son mejores las mezclas de aromas suaves, digamos, algo de shampoo, un perfume y una brizna de aliento. Un abrazo amoroso es más adecuado, porque creer en la perfección sólo es posible bajo la ceguera que produce el amor. Es preferible que sea con una chica que sea más pequeña que uno para que se pueda instalar sin mayores contratiempos sobre el pecho, pero si es más grande o de igual tamaño no importa, siempre se encuentran formas de acomodar los cuerpos. A mí me gusta particularmente la combinación que acabo de señalar. En cuanto al sonido pienso que no es imprescindible la música, basta una cantidad de silencio entre los dos cuerpos que sea suficiente para escuchar las respiraciones, las inflexiones de la garganta, los latidos del corazón. Un ruido ambiente lejano de ciudad cosmopólita, de ventisca en el campo, o de olas estrellándose contra las rocas estaría bien para acompañar y complementar la parte auditiva. El tiempo es una variable importantísima, su duración debe estar por los 3 minutos con 17 segundos.

Y en fin, podría pasarme la noche escribiendo camelos como el anterior párrafo, que no diría lo que es fundamental. A lo mejor baste con estar convencido de que ese abrazo es perfecto. A lo mejor simplemente se abraza sin saberlo, de la perfección de ese acto, y es sólo cuando lo reconstruye la memoria cuando se advierte, porque como escribió Saramago en una novela dedicada a Lisboa y a Fernando Pessoa: "sólo los ojos del recuerdo pueden ser agudos como los del gavilán". Pero también es probable que no existan ese tipo de abrazos, es lo más plausible, teniendo en cuenta lo imperfectos que somos. A lo mejor a la perfección del abrazo recordado se le olvide la picazón de un mosquito en la mano, o esa piquña enla cabeza que mejor se soporta porque no voy a dejar de abrazar para rascarme la cabeza. Entonces, nunca se sabe. El abrazo perfecto sólo existe en cada una de sus invenciones y reinvenciones, en el juego desfigurador de la memoria.

pregúntame lo que quieras, prometo ser sincero aunque no diga la verdad

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